Posiconía. Sobre el régimen visual contemporáneo
«Tal como el agua, el gas o la corriente eléctrica vienen de lejos a nuestras casas para atender nuestras necesidades con un esfuerzo casi nulo, así nos alimentaremos de imágenes visuales o auditivas que nazcan y se desvanezcan al menor gesto [...]. No sé si filósofo alguno ha soñado jamás una sociedad para la distribución de Realidad Sensible a domicilio».
— Paul Valéry1
El 2 de abril, mientras recordábamos a nuestros veteranos y caídos en Malvinas, se viralizó una imagen generada con inteligencia artificial. La imagen mostraba un Sol de Mayo cuyo rostro claramente tenía problemas. Pero a simple vista resultaba convincente. Incluso era estéticamente atractiva.
Así como Mark Fisher usa el concepto de poslexia para referirse a la incapacidad de leer con atención un texto2, pienso que también existe una incapacidad de mirar con atención una imagen. ¿Posiconía?
Las imágenes hoy ya no se miran, se swipean; forman parte de un flujo vertiginoso que se consume casi automáticamente. El régimen visual contemporáneo privilegia lo trivial y lo viral. Por eso tantas imágenes circulan sin filtro crítico y errores evidentes pasan desapercibidos.
Si todo es superficie y espectáculo, la mirada pierde densidad analítica. La IA produce imágenes convincentes, pero no necesariamente consistentes. Y nuestros ojos acostumbrados al scrolleo exigen impacto antes que coherencia.
Lo pienso como una colonización de la mirada por la lógica del capital: no importa si la imagen tiene sentido, sino si funciona, si tiene likes o si se comparte.
Ante este escenario, soberanía cognitiva3: reclamar la autonomía de nuestra atención.
— E.